FUNDAMENTOS DE LA PROPUESTA GANADORA

Presentada por los alumnos del Instituto Argentino de Ceremonial y Relaciones Públicas INARCE de Córdoba Capital, dependiente de DGIPE.

Conformación de tres bandas verticales proporcionales, roja a la izquierda, blanca al medio y azul celeste a la derecha. En el “Año del Bicentenario” propusimos hacer un rescate histórico de los colores artiguistas, presentes en nuestra primera bandera provincial (principios del siglo XIX) y en la creada por la Legislatura Provincial (año 1986) y posteriormente vetada. Asimismo, y dada la actual integración de Córdoba a la Región Centro, buscamos en el empleo de los colores propuestos, lograr una unidad de imagen y de armonía visual con las banderas de las provincias de Entre Ríos y Santa Fe ( rojo, azul celeste y blanco), ratificando así nuestra voluntad política de afianzar y avanzar juntos en la integración regional de cara al futuro.
Incorporamos como elemento diferenciador la silueta del “Sol Jesuítico”, que con sus 32 rayos (16 rectos y 16 ondulados, dispuestos alternadamente) es coincidente desde lo gráfico con la del “Sol Inca” o “Sol de Mayo” presente en nuestra bandera nacional y busca reflejar la impronta política, social, educativa, cultural y religiosa que los jesuitas dieron, a lo largo de la historia, a Córdoba, y cuyo legado patrimonial ha sido reconocido por la UNESCO, a fines del año 2000, como “Patrimonio de la Humanidad”.
El Rojo, color predominante en nuestro escudo fundacional, representa la sangre derramada en nuestra luchas pero también es el color de la divisa del federalismo que Córdoba abrazó.
El Azul Celeste recuerda la contribución al proceso de emancipación nacional, representa a la vez los espejos de agua como recursos hídricos de nuestra provincia. El Blanco señala la identidad de convivencia de nuestro pueblo que se nutrió de numerosas corrientes inmigratorias, que crecieron apoyándose e integrándose en paz, formando un verdadero crisol social y que mancomunadamente vuelan hacia los vientos de la civilización y progreso.

domingo, 24 de octubre de 2010

¿QUÉ BANDERA PARA CÓRDOBA?

por Roberto A. Ferrero

   Debo decir, para hablar con la mayor franqueza, que no soy partidario de la proliferación de banderas y de escudos. Pero ya que el gobierno provincial está decidido a que Córdoba tenga su enseña local, debemos tratar de que ella sea la mejor posible. En ese deseo, deben tenerse en cuenta algunas consideraciones elementales.
    La primera, es comprender que una bandera no es solamente una creación estética –o no lo es principalmente- y la segunda que ella debe expresar en el nivel simbólico no sólo la realidad de la provincia, sino también –o fundamentalmente- las raíces históricas de la entidad geográfico-política que debe representar, en este caso nuestra provincia.
    En este sentido, el aspecto artístico-estético de la bandera no debe ser una externidad formal vacía de contenido ni  debe avasallar a éste, sino que debe ser una con él: expresarlo, no empañarlo ni tergiversarlo.
    En cuanto a la substancia, a la materia propia de la futura bandera, ella debe estar íntimamente ligada, como dije, a los orígenes históricos de la provincia, que no son otros que su inicial pertenencia a la naciente nacionalidad argentina  y, dentro de ella, al sistema federal que organizó desde el Litoral –pero abarcando todo el país- el caudillo argentino-oriental don José Gervasio Artigas (*). Esto lo comprendieron ya al momento de darse sus respectivas banderas las provincias que en 1815 integraron el “Sistema de los Pueblos Libres” del artiguismo. En efecto: Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Misiones (en los ejércitos de Andresito Guacurarí) y Córdoba, todas estas provincias enarbolaron en 1815 la bandera artiguista, que era la enseña argentina tradicional cruzada por una franja roja oblicua de arriba a bajo y de izquierda a derecha. Entre Ríos la mantuvo idéntica hasta la actualidad; Santa Fe la adaptó en tres franjas verticales, manteniendo los colores del federalismo de Artigas: rojo, blanco y celeste, con el escudo provincial al medio, Corrientes mantuvo las dos franjas celestes primera y tercera y la blanca al medio, y aunque suprimió el rojo incorporó el lema provincial que resume el ideario del “Sistema de los Pueblos Libres”: “Patria, Libertad, Constitución”, y Misiones, al adoptar su bandera en 1992, la diseñó en tres franjas con los colores también del federalismo que su máximo caudillo –Andrésito Guacurarí o Andrés Artigas, como también se lo conoce- sostuvo en sus batallas: rojo, azul y blanco en tres franjas horizontales.
    Córdoba, que pertenece asimismo a esta tradición histórica y política, y que integra con Santa Fe y Entre Ríos la “Región Centro”, no puede menos que remitirse a estos antecedentes al momento de diseñar y aprobar su bandera. A los elementos simbólicos que provienen de la Patria Vieja se le pueden añadir elementos representativos de esta nueva etapa (la industria, la agricultura, etc.), pero la base de todos y cada uno de ellos debe ser el transfondo histórico que ha constituido la identidad de Córdoba como entidad geográfica, humana y política a través del tiempo. La torre almenada clásica de los escudos de la provincia, aparte de remanida en el uso repetido y rutinario, en realidad no representa a la Córdoba que emergió con la Independencia, sino a la Córdoba hispánica que sucumbió con la época colonial el 25 de Mayo de 1810. Sería una ironía y hasta una burla que en este Bicentenario de la Independencia se la tomara como sello distintivo.

(*) Sobre el artiguismo como primer Movimiento Nacional argentino, extendido no sólo al Litoral sino a todas las 14 provincias (hasta San Juan y Salta) cuando aun éramos un  solo país con el Uruguay –hasta 1830- puede verse mi libro “La Saga del Artiguismo Mediterráneo”, Alción Editora, Córdoba 1996

                        Córdoba, 20 de agosto de 2010

lunes, 11 de octubre de 2010

Banderas de las Provincias de la República Argentina

Otros Recursos

Para los estudiantes y los asesores se publican algunos recursos aportados por el Lic. Mariano Saravia, quien es miembro del comité. SE puede acceder a estos recursos a través de su página: www.marianosaravia.com.ar. También se incluye en este blog un cuadernillo sobre las banderas de Sudamérica, una nota publicada en la revista 23, y un capítulo del libro Embanderados, referido al proceso histórico de creación de la bandera argentina http://www.marianosaravia.com.ar/libros/embanderados/

 Todos estos recursos son de autoría de Mariano Saravia.
Quienes estén interesados podrán formar parte de la red de Facebook Embanderados.
Podrán acceder a un video de youtube que presenta las Banderas de las Provincias de la República Argentina a través del siguiente link: http://www.youtube.com/watch?v=FWXEGm5z7T0
Se publica en el blog una propuesta áulica para abordar la temática de la/las banderas en la escuela. Se accede a través del siguiente link: ttp://www.encuentro.gov.ar/Content.aspx?Id=654

La Importancia de la Memoria – Lic. Noelia Silvetti

Si decimos que la cultura es la fuente de la identidad, debemos ver a la memoria como su nutriente. La memoria es el sustento de la identidad, hasta tal punto que la  perdida de memoria o el olvido tiene como consecuencia pérdida de identidad.  Es por ellos que las representaciones de las identidades son inseparables del sentimiento de continuidad temporal.
Indudablemente, la memoria se aprende y necesita ser reavivada constantemente. Se la aprende mediante procesos generacionales de socialización, que es lo que se conoce como tradición, es decir el proceso de comunicación de una memoria de generación en generación. Además como dijimos la memoria necesita ser constantemente reactivada para evadir la permanente amenaza del olvido, este es el papel que juegan las conmemoraciones y otras festividades semejantes, las que constituyen  por decirlo de alguna manera la memoria en acción.
El contexto festivo que nos toca vivir en este año del bicentenario hace más que comprensible el párrafo precedente. Este 25 de mayo en particular ha servido a través de las diversas expresiones que ha tomado su conmemoración para reavivar nuestra memoria y reforzar nuestra identidad. Pero cabe destacar que no sólo la memoria nacional es la que se ha reavivado y no sólo la identidad nacional es la que se a reforzado, sino también las provincias han hecho un balance sobre su historia en los últimos 200 años.
Pero que las provincias refuercen sus identidades no implica que debiliten la identidad nacional, ya que como dice Conrad P. Kottak, “aunque las personas de una misma sociedad o nación compartan una tradición cultural, todas las culturas contienen también diversidad. Los individuos, las familias, los pueblos, las regiones, las clases y otros subgrupos dentro de una cultura tienen diferentes experiencias de aprendizaje al mismo tiempo que comparten otras.”
Si retomamos lo que dijimos al comienzo de que cultura e identidad son indisociables, entonces la diversidad cultural también se manifestará en una pluralidad de identidades.
Identidades que necesitan manifestarse para no caer en el olvido y una forma de evitar esto es encontrar elementos que nos sirvan para recordarnos siempre que tenemos un pasado en común y un presente compartido, así como un proyecto de futuro que debemos llevar adelante conjuntamente.
Que hoy todos nos encontremos desde diferentes lugares embarcados en el proyecto de dotar a nuestra provincia de una bandera, no es otra cosa más que un acto de toma de conciencia de quienes somos hoy, quienes fuimos ayer y quienes soñamos ser mañana. Nuestra bandera será el símbolo que represente nuestra identidad. La bandera que logremos enarbolar será un legado para las generaciones venideras, las que deberán tomar nuestro lugar en el futuro como custodios de la memoria que hoy intentamos perpetuar.

Fuentes:

Conrad P. Kottak, ANTROPOLOGÍA, Una exploración de la diversidad humana con temas de la cultura hispana, Madrid,  McGraw-Hill, 1994.

GIMÉNEZ, Gilberto, “Cultura, identidad y memoria. Materiales para una sociología de los procesos culturales en las franjas fronterizas”, Frontera Norte, Vol. 21, nº 41, enero-junio, 2009.


GIMÉNEZ, Gilberto, Estudios sobre la cultura y las identidades sociales, México, Consejo nacional para la Cultura y las Artes/Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), 2007.

GIMÉNEZ, Gilberto, “La cultura como identidad y la identidad como cultura”, III Encuentro Internacional de Promotores y Gestores Culturales, Guadalajara-México, 2005.

Cultura e Identidad – Lic. Noelia Silvetti

Los conceptos de “cultura” e “identidad” son conceptos estrechamente interrelacionados e indisociables, ya que nuestra identidad sólo puede consistir en la apropiación distintiva de ciertos repertorios culturales que se encuentran en nuestro entorno social, en nuestro grupo o en nuestra sociedad.
Cotidianamente oímos hablar de cultura y de manifestaciones culturales. Pero ¿que es la cultura?, ¿que consideramos como cultura?

Según lo declarado por la UNESCO en 1982, podemos considerar hoy a la cultura como “el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias, y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”.

La identidad esta relacionada con la idea que tenemos de quienes somos y de quienes son los otros, es decir con la representación que tenemos de nosotros mismos en relación con los demás.
El elemento que logra que se opere esta diferenciación entre nosotros y los otros es la cultura. Lo que nos distingue es la cultura que compartimos con los demás a través de nuestras pertenencias sociales y el conjunto de rasgos particulares que nos definen como individuos. Es por esto que podemos ver a la cultura como la fuente de la identidad.
Es así que todos los argentinos compartimos una cultura o tradición que nos diferencia de los habitantes de otros países, a la vez que hace que todos compartamos una identidad común, la identidad argentina o identidad nacional.
Cultura e identidad  siempre buscan formas de manifestarse, a estas formas se les suele llamar “formas simbólicas”, las cuales pueden ser expresiones, artefactos, acciones, acontecimientos, etc.
Posiblemente algunos de los símbolos que nos resultan más familiares son las insignias patrias o nacionales, las cuales se trasforman en símbolos al ser aceptadas y reconocidas como una representación de nuestra Nación, al mismo tiempo que despiertan sentimientos de pertenencia a lo que consideramos como patria y se delinea nuestra identidad nacional.
Dentro de los símbolos patrios o nacionales, el más importante por su carga emotiva es la Bandera. Es tan grande la identificación de la Nación con la bandera, que es muy común que hablemos de “defender la bandera”, porque “defender la bandera” es “defender a la Nación”, es “defender la patria”.

Fuentes:

GIMÉNEZ, Gilberto, “Cultura, identidad y memoria. Materiales para una sociología de los procesos culturales en las franjas fronterizas”, Frontera Norte, Vol. 21, nº 41, enero-junio, 2009.


GIMÉNEZ, Gilberto, Estudios sobre la cultura y las identidades sociales, México, Consejo nacional para la Cultura y las Artes/Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), 2007.

GIMÉNEZ, Gilberto, “La cultura como identidad y la identidad como cultura”, III Encuentro Internacional de Promotores y Gestores Culturales, Guadalajara-México, 2005.

UNESCO, Conferencia mundial sobre las políticas culturales, México, 1982.

La Identidad Regional – Lic. Noelia Silvetti

La región es “una porción organizada por un sistema que se inscribe en un conjunto más amplio”. Según la geografía, hay distintos tipos de regiones como por ejemplo:
  • la región natural
  • la región histórica
  • la región económica
  • la región sociocultural
A nosotros particularmente nos interesa la región sociocultural. Este tipo de región nace de la historia, es decir de un pasado vivido en común por una colectividad asentada en una porción de territorio. Durante varias generaciones las personas que habitan un territorio determinado comparten las mismas experiencias históricas, los mismos problemas, tuvieron los mismos líderes y se guiaron por modelos de valores semejantes, todo lo cuál va formando un modo de vida particular y propio, que lleva muchas veces a que estas personas sientan la necesidad de vivir colectivamente, sentimiento que les otorga una identidad.
En nuestro caso todos los habitantes del territorio Argentino compartimos un pasado en común, una historia que consideramos nuestra. Cada uno de los argentinos desde Jujuy hasta Tierra del Fuego estamos conmemorando y festejando el Bicentenario como algo propio porque ese acontecimiento histórico fue crucial en el nacimiento de nuestro país. Pero tan importante como el surgimiento de la Argentina como país, es el surgimiento del sentimiento que nos hace sentir y ver como argentinos. Ese sentimiento de pertenencia es lo que da lugar a lo que conocemos como identidad nacional.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que el territorio no es homogéneo, sino que se pluraliza según escalas y niveles históricamente construidos y sedimentados que van desde lo local hasta lo nacional. Es así que nuestro territorio nacional esta constituido por otras unidades territoriales menores como las provincias, las cuales a su vez también contienen otras unidades más pequeñas como las localidades, los pueblos, los municipios, etc. Todos estos diferentes niveles territoriales menores (provincia, pueblos, localidades, municipios) también son regiones socioculturales.
De acuerdo a esto podemos decir que territorios como el nacional, el provincial y el local se encuentran superpuestos y que a esta superposición territorial se asocia una superposición cultural que pone en evidencia elementos culturales compartidos y otros que son propios a cada territorio.
Aunque las personas de una misma nación compartan una tradición cultural, todas las culturas también tienen diversidad. Es por eso que si bien hablamos de una cultura argentina, también vemos que las provincias, pueblos, localidades, municipios tienen manifestaciones culturales e identitarias propias debido a que ellos también han experimentado procesos históricos particulares.
Por ejemplo, el poncho es una prenda típica argentina, sin embargo vemos que no todos los ponchos son iguales. No es lo mismo el poncho salteño que el catamarqueño o el coscoíno, difieren en sus colores y en el dibujo de sus guardas, sirviendo como una expresión simbólica de su pertenencia a sus lugares de origen y como representación de una tradición o cultura propia.   
Ocurre lo mismo con las banderas, ellas sirven como una representación simbólica de la idea de pertenencia a un lugar y como expresión de una identidad compartida.

Fuentes:

GIMÉNEZ, Gilberto, “Apuntes para una teoría de la región y de la identidad regional”, Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, Vol. 6, nº 18, Colima-México, Universidad de Colima, 1994, pp. 165-173.

GIMÉNEZ, Gilberto, “Territorio y Cultura”, Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, Época II, Vol. II, nº 4, Colima-México, Universidad de Colima, diciembre 1996, pp. 9-30.

Conrad P. Kottak, ANTROPOLOGÍA, Una exploración de la diversidad humana con temas de la cultura hispana, Madrid,  McGraw-Hill, 1994

El juego de las banderas – Angel Stival

¿Están seguros de que se quieren menter en el baile de elegir una bandera para Córdoba?
La verdad es que suena atractivo, interesante, desafiador.
Pero ¿por dónde empezar? ¿Por los colores? ¿Por la forma? ¿Por las cosas que representaremos en ella?
¿No sería mejor empezar por preguntarnos para qué queremos una bandera? O cómo haremos para que represente a todos los cordobeses, sin dejar a nadie afuera.
Va a ser divertido esto, pero no es fácil, ni inocente. Lo mejor de todo es que nos permitirá hablar de muchas cosas.
Yo les cuento lo que se de la bandera argentina que, como todo el mundo sabe, creó Belgrano.
¿De dónde sacó los colores? Eran los que usaban los reyes borbones que nos gobernaban desde España, así que no podía haber problemas. Pero los hubo porque la Junta que gobernaba en nombre del rey (ya saben que para la independencia hubo que esperar al 9 de julio de 1816) todavia no quería mostrar sus cartas y no hay cosa que simbolice más la independencia que una bandera propia.
Así que ahi tienen una linda pregunta: los cordobeses ¿quieren ser independientes?
Lo cierto es que a Belgrano le dijeron que guarde su bandera para mejor ocasión, cosa que hizo. Pero igual la llevó a su campaña con el Ejército del Norte.
Es que las tropas ya habian jurado defenderla “hasta perder la vida” lo que convierte a la bandera así jurada en algo sagrado y también bastante peligroso.
Quería contarles el final de esta historia de nuestra primera bandera. Ustede saben que Belgrano perdió las batallas de Vilcapugio y Ayohuma que se desarrollaron en territorio de la actual Bolivia. Para que no cayera en manos de los españoles, los soldados la escondieron detras de un cuadro en una iglesia de la zona.
Fue encontrada muchos años después y aún está en la Casa de la Libertad de la ciudad boliviana de Sucre.
Lo curioso es que esa bandera tiene dos franjas blancas y una celeste al medio,no como la actula que es al revés.
Ahi hay otro dato. No se crea una bandera de una vez para siempre. El tiempo es la que las va creando incesantemente.
Así es con los colores. Por la forma, casi todas las banderas del mundo son rectangulares, pero hay dos que son cuadradas (Ciudad del Vaticano y Suiza) y una que está compuest a por dos triángulos superpuestos (la de Nepal).
Las banderas son contradictorias. Unen y cobijan a quienes la reconocen como propia y los separan de los otros que tienen otra bandera.
He ahi otra cuestión delicada, pero qué se le va a hacer. Hay pocas cosas fáciles y, si son fáciles, terminan aburriendo ¿no?
Hay banderas muy abarcativas como la de la ONU o la de la Unión Europea. ¿Hay bandera del Mercosur? ¿Y de la Unasur? ¿Y de Latinoamerica?
Hay una a la que, por error se le suele decir bandera americana. No me gusta esa bandera cuando la plantan en la Luna, en Irak o en algún otro campo de batalla.
La bandera tambien puede ser un incentivo para la pelea, para el odio, simbolizado en la quema de banderas,
En España. sin ir más lejos. Una vez que la selección nacional de fútbol fue a jugar a Cataluña, quemaron banderas españolas en la tribuna. E incluso ahora que España salio campeón mundial, hubo ese tipo de episodios.
Les reproduzco el mensaje de un español ante esos hechos
“Soy fanático del Mundial desde 1986 y es el primer pais que gana un Mundial y sale a celebrar con cualquier bandera menos con la que les permitieron competir. Cuando tienen la mejor oportunidad de ser una sola nación por lo menos por un día, lo primero que sacan a relucir es que ni en el momento mas feliz de sus vidas pueden aceptar que son un solo pais”.
¿No queremos eso no?

Una bandera para Córdoba por Reyna Carranza

Tenía cinco años cuando dibujé por primera vez una bandera argentina. El azul-celeste se escapaba de los bordes y el sol, con ojos y nariz de mujer, alternaba rayos punzantes con rayos flamígeros. Coincidía exactamente con las que había visto al frente de edificios públicos, o en esa lámina de mi libro de lectura, única bandera oficial aprobada por el Congreso de Tucumán en 1818, con ese sol y los mismos colores, parecida a la que el General Manuel Belgrano creara el 27 de febrero de 1812, y que fuera nuestra primera enseña patria.
De aquella primera clase sobre nuestros símbolos, me quedaron grabadas para siempre dos frases que mi maestra repitió con especial énfasis, apuntándonos con el dedo índice: La Bandera es sagrada. Y luego: Belgrano enarboló una bandera para motivar a su tropa.
Una bandera, con su forma y colores, no nace de la noche a la mañana. Cada uno de sus ornamentos es un símbolo portador de un silencioso mensaje a la posteridad, cuyo significado trasmite, de manera subliminal, el profundo sentido que encierra. La bandera nos une, nos iguala, nos abarca, nos llama a alentar sentimientos que van más allá de nosotros mismos. Nos señala una causa superior que nos involucra y que podría resumirse en pocas palabras: soberanía, libertad, independencia. La bandera enraiza en el suelo que pisamos; flamea y nos dice: esta tierra es tuya, debes estar preparado a dar su vida por ella.  
Para llegar a como hoy la conocemos, nuestra bandera fue modificada en varias oportunidades. La que Belgrano enarboló por primera vez tenía dos franjas verticales, siendo la franja de color blanco la que estaba unida al mástil. La confeccionó María Catalina Echeverría a pedido del propio General, quien comunicó al gobierno porteño: “… siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola la mandé hacer blanca y azul-celeste, conforme a la Escarapela Nacional; espero que sea de vuestra aprobación…”.
En aquel momento, a orillas del río Paraná, fue izada por Cosme Maciel, vecino de Rosario, a quien Belgrano concediera tan grande honor.
Tenemos otros emblemas que simbolizan la patria: himno, escarapela, escudo, pero ninguno posee la fuerza que posee ese trapo flameando en lo alto de un mástil. Y son los versos de la canción “Aurora” los que mejor aciertan a definir el sentimiento que despierta:
“Alta en el cielo, un águila guerrera, audaz se eleva en vuelo triunfal… el ala es paño, el águila es bandera…”. Y en su última estrofa dice: “Es la bandera de la patria mía, del Sol nacida que me ha dado Dios”. Canción que forma parte de una ópera escrita por el músico ítalo-argentino Héctor Panizza, en colaboración con Cipriano Quesada y Luigi Illica, y que se estrenó en 1908.
   Ahora, respondiendo a una iniciativa que encabeza el Poder Ejecutivo de Córdoba y mediante un concurso entre escolares, se elegirá una bandera que identifique a nuestra provincia. Sin modificar demasiado forma y colores de la enseña nacional, seguramente se le añadirá un detalle que represente a los cordobeses. Mi deseo más profundo es: Ojalá que a algún niño se le ocurra ponerle un pájaro donde lleva el sol. Pero no un pájaro cualquiera, tal vez un jilguero, de esos que aturden la mañana para anunciar el nuevo día. ¿O por qué no?, un condorito, como el que lleva el nombre de La Quebrada; pero que sea un cóndor joven, fuerte, pleno de promesas, como lo es nuestra patria, con toda una vida por delante, capaz de volar muy alto, pero sin despegar los afilados ojos de la tierra que le da sustento y futuro.
O un árbol. Un algarrobo, granero de los pobres, árbol por antonomasia que extiende generosidad por tierras cordobesas; un algarrobo en lugar del sol, participando del diálogo amigable entre el río y la sierra.        

BANDERA – Esteban Dómina

Las banderas nacieron como una necesidad militar, para identificar a la fuerza propia y a su vez diferenciarla del enemigo. En tiempos de guerra, arrebatar la bandera al bando rival era un acto supremo de heroísmo, casi como arrancarle el alma. Portarla, ser abanderado, por el mismo motivo, representaba el más alto honor.
En tiempos de paz, civiles, el significado de las banderas es diferente. Simbolizan nacionalidad, identidad, pertenencia a un espacio común. Distinguen a los atletas que participan en jornadas olímpicas, a los buques mercantes que surcan los mares del mundo y a cada país en los foros internacionales, entre otras cosas.
Nuestra Argentina tiene su propia bandera, muy hermosa por cierto, creada por Manuel Belgrano. Pero hubo otras, que se usaron en distintas ocasiones a lo largo de la historia y forman parte del acervo común. Como la bandera federal de Artigas, la de Los Andes que utilizó el general San Martín en su campaña continental, o el paño negro que hacía flamear Facundo Quiroga en la guerra contra los unitarios, por citar algunos ejemplos.
Las provincias argentinas, a su tiempo, crearon sus propias banderas; algunas antes, otras después. Al fin y al cabo, las provincias son anteriores a la Nación, por lo que están en todo su derecho de contar con una divisa propia, sin que esto signifique un demérito para la insignia nacional, la que cobija a todos los argentinos.
¿Qué debe tener una bandera para representar cabalmente a una comunidad? Nada en particular, simplemente ser adoptada como propia por sus integrantes y respetada como tal. En mi opinión, incorporar demasiados símbolos o íconos a una divisa sólo agrega complejidad para interpretarlos. No quiere decir que no deba tenerlos, pero si es así, debieran ser sencillos, estéticamente agradables y fácilmente identificables. De lo contrario, cada uno de nosotros necesitará un vexilólogo de cabecera, y ésa no es la idea. No debe perderse de vista que la bandera, antes que un compendio de temporalidades, es una manifestación del espíritu de los pueblos y su finalidad es otorgar visibilidad a ese sentimiento.
Y una última reflexión: que tengamos una bandera no nos hace mejor a los demás, a los que la tienen o a quienes no la tienen. La verdadera grandeza de las sociedades se construye día a día, aportando al progreso común y a la igualdad y libertad de sus integrantes.

sábado, 9 de octubre de 2010

Materiales para los asesores

En este espacio se sugieren algunos link que aportan material teórico para uso de los asesores, acerca de las temáticas relacionadas con este proceso de creación de nuestra bandera para la Provincia de Córdoba: Identidad, territorio, símbolos y memoria.
Giménez, G. (1994): Apuntes para una teoría de la región y de la identidad regional.  Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, Vol. 6, Nº 18, Colima-México, Universidad de Colima, pp. 165-173. Recuperado el 8 de octubre de 2010 de:  http://redalyc.uaemex.mx/pdf/316/31661809.pdf
Giménez, G. (1996): Territorio y Cultura. Estudios sobre las Culturas Contemporáneas. Época II. Vol. II. Nº 4, Colima-México, Universidad de Colima, pp. 9-30. Recuperado el 8 de octubre de 2010 de: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/316/31600402.pdf
Giménez, G. (2009): Cultura, identidad y memoria. Materiales para una sociología de los procesos culturales en las franjas fronterizas.  Frontera Norte, Vol. 21, Nº 41. Recuperado el 8 de octubre de 2010 de: http://aplicaciones.colef.mx:8080/fronteranorte/articulos/FN41/1-f41.pdf